CUANDO LA FRACTURA ABRE PASO: EL ASCENSO DE HUGO AGUILAR EN LA CORTE.
- Divergente Iberoamérica

- 19 jun
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MÉXICO.-
En el tablero político del Poder Judicial mexicano, las disputas internas no solo generan ruido, a veces abren puertas inesperadas. Este parece ser el caso con Hugo Aguilar Ortiz, un abogado indígena mixteco que, sin escándalos ni estridencias, logró lo que parecía impensable: imponerse en la carrera hacia la presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
El escenario estaba listo para una confrontación entre dos figuras prominentes: las ministras Yasmín Esquivel y Lenia Batres. Ambas con respaldo presidencial, ambas con trayectoria, pero también con una historia de conflicto personal y político que terminó debilitándolas mutuamente. Ese “choque de trenes”, como se le ha descrito, no solo fracturó alianzas dentro de Morena, sino que allanó el camino para que un tercero, sin la carga del enfrentamiento direco, emergiera como opción de consenso.
Hugo Aguilar no fue una sorpresa para todos. Algunos analistas ya lo consideraban un perfil serio, respetado, y con respaldo discreto pero eficaz. Su trayectoria habla más que sus palabras: colaborador del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU en México, y defensor de los derechos de los pueblos indígenas. Aguilar representa, en muchos sentidos, una figura poco habitual en la élite judicial mexicana.
Y sin embargo, llega respaldado por el Ejecutivo. Como otros candidatos en esta elección, su nombre figuraba en los llamados “acordeones” que circularon desde Palacio Nacional. Esa cercanía con el poder plantea preguntas sobre la independencia judicial, sobre todo en un momento en que el ex presidente ha buscado transformar de raíz al Poder Judicial.
Pero a diferencia de otros, Aguilar tiene una historia que no se explica solo por su vínculo con Morena. Representa a una parte de México históricamente marginada del debate jurídico y del acceso real a la justicia. Su presencia en la Corte puede ser vista, con razón, como un símbolo poderoso de inclusión.
¿Será un presidente de la Corte independiente? ¿Podrá mantenerse fiel a sus convicciones frente a las presiones del poder que lo impulsó? Son preguntas abiertas. Lo cierto es que su llegada es un recordatorio de que, incluso en contextos políticamente turbios, pueden surgir figuras con legitimidad propia. El conflicto entre Esquivel y Batres debilitó un bloque, pero también permitió que una voz distinta —aunque no necesariamente disidente— tomara la palabra.
Y en tiempos de desconfianza generalizada hacia las instituciones, eso ya es decir mucho.
POR: HELIOS RUÍZ (México)









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