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LIDERAR CON PRINCIPIOS: EL RETO DE INSPIRAR UNA NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA

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    Divergente Iberoamérica
  • hace 3 días
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POR: CÉSAR HARFUCH (México)


En la política mexicana hablar de juventud se ha vuelto común; lo realmente urgente es formar a los jóvenes para ejercer el poder con ética, conocimiento y responsabilidad. No basta con ocupar espacios: es necesario comprender por qué y para qué se asumen. Liderar con principios implica construir una política que ponga al servicio de la gente la preparación y el compromiso social.

 

He tenido el privilegio de participar durante años en la formación de cuadros partidistas así como de jóvenes dentro de la vida pública. En cada encuentro, reafirmo que la verdadera renovación no nacerá de la improvisación, sino de la capacitación constante. Formarse políticamente va más allá de aprender a hablar en público o diseñar campañas electorales, es comprender la complejidad del Estado, el valor de las instituciones y el impacto que tiene cada decisión pública en la vida de las personas.

 

Los jóvenes que aspiran a servir deben prepararse integralmente: en oratoria, estrategia electoral, análisis de políticas públicas, comunicación digital, ética pública


y liderazgo social; entre otros. Cada uno de esos ámbitos es una herramienta para ejercer un poder más consciente, más humano y más útil. Un servidor público sin formación no puede responder a los desafíos de la administración moderna; un joven con preparación, en cambio, puede renovar con inteligencia y sensibilidad la vida pública y en consecuencia, la calidad de vida de una sociedad cada vez más heterogénea, donde conviven realidades, necesidades y perspectivas distintas.

 

Hoy enfrentamos un ambiente político donde prevalece la improvisación sobre la técnica, el discurso sobre los resultados. La formación política cobra mayor relevancia: porque permite distinguir entre servir y obedecer, entre comunicar y manipular, entre liderar y mandar. La preparación es lo que convierte al entusiasmo en capacidad, y a la juventud en motor real de cambio.

 

México no podrá avanzar sin una juventud que piense críticamente, que se forme, que estudie y que entienda que cada decisión pública tiene consecuencias. De acuerdo con datos del INEGI, en el primer trimestre de 2025, México contaba con 30.4 millones de personas jóvenes, lo que representa el 23.3% de la población total del país. Esta cifra subraya la importancia de invertir en su formación y desarrollo, ya que representan una parte significativa de la sociedad.

 

Impulsar la formación integral de jóvenes en liderazgo, ética pública y competencias políticas es fundamental para fortalecer la democracia y el servicio público. Quienes hemos dedicado años a capacitar a nuevas generaciones sabemos que el relevo se construye a través de espacios de aprendizaje.

 

Liderar con principios implica actuar con coherencia y responsabilidad, y en quienes se forman hoy, reside la oportunidad de renovar la política, consolidar la confianza ciudadana y construir una sociedad más justa, equitativa y ética. La apuesta por la capacitación es, sin duda, la inversión más sólida en el presente de México.



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