top of page

MORENA Y LOS TIROS DE PRECISIÓN: LA POLÍTICA QUE SE COCINA DESDE ADENTRO

  • Foto del escritor: Divergente Iberoamérica
    Divergente Iberoamérica
  • 2 oct
  • 3 Min. de lectura
ree

POR: HELIOS RUÍZ (México)


La política mexicana nunca ha sido ajena a las pugnas internas, pero lo que estamos viendo en las últimas semanas dentro de Morena merece una lectura más atenta. No son simples anécdotas de viaje, ni rumores sobre propiedades o filtraciones repentinas: parecen, más bien, señales claras de una reconfiguración del poder que se juega desde la propia casa.


Las coincidencias son demasiadas. Uno tras otro, distintos liderazgos que alguna vez fueron vistos como cartas fuertes dentro del movimiento han comenzado a recibir golpes mediáticos y cuestionamientos públicos. De repente, aparecen casas millonarias, viajes internacionales de lujo, grabaciones comprometedores o señalamientos de enriquecimiento inexplicable. Podría pensarse que es parte del espectáculo habitual de la política nacional, pero hay algo que llama la atención: los dardos apuntan a figuras específicas, todas ellas vinculadas con corrientes o estructuras que no necesariamente orbitan en torno al círculo más cercano a la actual presidenta.

 

Detrás de este tablero hay un objetivo que nadie debería perder de vista: el control del partido. Morena no solo es el vehículo electoral más poderoso del país; también es un espacio donde conviven ambiciones, liderazgos regionales, grupos de interés y herencias políticas. Si alguien quiere garantizar estabilidad rumbo a las próximas designaciones, las que comenzarán a definirse hacia 2026 y 2027, necesita no solo ganar elecciones, sino también limpiar el camino dentro de su propio movimiento.


Lo que parece estar en marcha es una operación quirúrgica de desgaste: en lugar de confrontar de frente a los liderazgos incómodos, se deja que los escándalos hagan el trabajo. Filtraciones, investigaciones mediáticas, auditorías y acusaciones funcionan como un ácido lento que va debilitando estructuras, erosionando reputaciones y quitándole piso a quienes alguna vez fueron pilares del lopezobradorismo. Es una estrategia menos ruidosa que un golpe directo, pero igual de efectiva: al final, lo que importa es llegar con rivales internos disminuidos al momento de repartir candidaturas y posiciones clave.


El caso de Morena es interesante porque muestra la paradoja del poder: quien hereda una fuerza política tan amplia y tan enraizada como la que dejó Andrés Manuel López Obrador no puede simplemente deshacerse de ella con un decreto. Hay que desmontarla con paciencia, pieza por pieza, cuidando no romper con la narrativa de continuidad ni dar la impresión de ruptura interna. Es un delicado equilibrio entre el discurso de unidad y la necesidad de control.


Las consecuencias, sin embargo, no son menores. El desgaste calculado puede provocar implosiones imprevistas. Líderes desplazados pueden buscar refugio en otras corrientes, abrir grietas en el bloque legislativo o incluso tender puentes con la oposición. La política mexicana ya ha demostrado que los partidos en el poder se fragmentan con rapidez cuando las pugnas internas no se resuelven. El riesgo de que Morena comience a mostrar fisuras no es un asunto menor: podría abrir escenarios de incertidumbre justo cuando el país necesita estabilidad.


Lo que está en juego no es únicamente quién controlará las candidaturas del futuro inmediato, sino la viabilidad misma del proyecto político que se ha presentado como la Cuarta Transformación. Si Morena se desgasta por dentro, la oposición no necesitará hacer demasiado para capitalizar el descontento. Y si, por el contrario, el proceso de depuración es exitoso, veremos consolidarse una nueva élite política, distinta a la que acompañó a López Obrador en su ascenso, más cercana al estilo y a las prioridades de la presidenta en funciones.


La política interna de los partidos rara vez se discute con franqueza hacia afuera, pero es ahí donde se juegan las batallas decisivas. Lo que vemos hoy es un recordatorio de que en México no basta con ganar elecciones: también hay que sobrevivir a la lucha intestina. Y en ese terreno, los tiros de precisión, esas maniobras que parecen casualidades pero llevan nombre y apellido, están marcando el rumbo de la política que vendrá.

 


ree

 
 
 

Comentarios

Obtuvo 0 de 5 estrellas.
Aún no hay calificaciones

Agrega una calificación

© 2020 Derechos reservados

bottom of page