
En el Ecuador, en febrero de 1997, sectores políticos y sociales desatan un paro general, estaban descontentos por los escándalos de corrupción del régimen del expresidente Abdalá Bucaram; el Congreso lo destituye por incapacidad mental y la Vicepresidenta, Rosalía Arteaga, dentro de la legalidad absoluta exige ocupar el puesto de Presidenta Constitucional de la República pero ella fue privada a este derecho gracias al machismo político de la época.
En su libro, ‘La Presidenta: el secuestro de una protesta’, la expresidenta narra cómo ella y su familia fueron presionados y amenazados de muerte. Denuncia cómo los políticos más antiguos y conocidos como: León Febres Cordero, Jaime Nebot, Paco Moncayo, Jamil Mahuad, Fabián Alarcón, Álvaro Noboa, entre otros, que ocupaban cargos políticos, militares o aportaban con dinero al régimen, como es el último caso, se valieron de los más bajos escrúpulos para acercarse, engañar y presionar a Arteaga para que, en menos de una semana, renuncie a su cargo a la presidencia.
¿Cómo nace Rosalía Arteaga en la política?
Si bien la política de alguna forma me interesaba no era mi principal objetivo en la vida. A mí me apasionó siempre la literatura, escribir prosa poética, ensayo. Más bien esto surge en un momento en que gana las elecciones Sixto Durán Ballén (expresidente del Ecuador) a quien yo le había ayudado en la campaña electoral. Un poco de la mano de él salgo a la luz pública nacional con un primer cargo como Subsecretaria de Cultura en el año de 1992. Mi intención era participar un año y luego regresarme a mi ciudad, yo soy de Cuenca, pero las cosas se fueron dando de otra forma. En 1994, acepto el Ministerio de Educación y luego, en 1996, acepto la candidatura de la Vicepresidencia de la República, esta vez ya con Abdalá Bucaram pero el nacimiento político más bien fue con Sixto Durán Ballén.
¿Qué le motivó a usted a participar como candidata a la vicepresidencia?
Yo había hecho un trabajo que fue bastante reconocido por la población ecuatoriana y sobre todo por los maestros, en el ámbito educativo. Yo pensaba si ahora podía hacer algunas cosas en educación, en el Ministerio, podría hacer más cuando estuviera en otros cargos como la Vicepresidencia de la República. Entonces es la educación y mi trabajo en la educación lo que me motiva y me catapulta a la Vicepresidencia de la República y luego a esos días en la Presidencia de la República.
¿Por qué considera usted que se vulneró su derecho a ser presidenta de la república? ¿Cuáles fueron los factores?
(Responde con cierta decepción) ¡Por ser mujer! No hay ningún otro así descollante, puede ser que se hayan dado estos entretejidos políticos, estas situaciones yo diría de trastienda que se dieron en el Congreso de la época, inclusive en las propias Fuerzas Armadas. Pero indudablemente si es que uno revisa la historia ecuatoriana de cuando los Presidentes han cesado en sus funciones, por cualquier motivo, el único caso en el que no se dio el respeto al derecho constitucional de que el Vicepresidente, en este caso que la Vicepresidenta pase a ocupar el cargo como la Presidenta de la República, es el mío. En un caso anterior cuando fallece el presidente Jaime Roldós no hay problema en que el vicepresidente asuma y Osvaldo Hurtado pasa a ser presidente de la república; y después de mi caso, con la caída de Jamil Mahuad y la caída de Lució Gutiérrez, los Vicepresidentes asumen la Presidencia y no hay problema, así que notablemente hay un machismo marcado en esa situación.
¿Cuáles considera usted fueron sus principales logros y fortalezas?, y ¿cuáles fueron sus principales obstáculos y fracasos?
Yo diría que el principal logro es haber abierto el camino a la mujer en la política, hasta antes de que yo participe era muy escasa la participación y nunca habían llegado a los espacios que a mí me tocó llegar.
Puedo recordar que fui la primera mujer Ministra de Educación, la primera Vicepresidenta, la primera Presidenta. Y después me ha tocado otros primeros, la Primera Secretaria General de la Organización del tratado de Cooperación Amazónica con sede en Brasil, la primera persona de América Latina que ocupa un puesto como miembro del Consejo Editorial de la Enciclopedia Británica. Entonces me ha tocado abrir espacios para las mujeres.
También me enorgullece mucho el trabajo que he hecho en la educación. La educación ha sido ese motivo principal. Todo lo que he hecho antes y lo que sigo haciendo ahora tiene que ver con educación. Creo que un logro fue colocarla en los primeros puestos, en las primeras planas de los periódicos y no como motivo de escándalo sino más bien como motivo positivo.
En cuanto a lo no positivo, el haber constatado que la clase política ecuatoriana es una clase que adolece de muchos defectos y que es difícil para una persona que no tiene esas ganas de amarrar las cosas, de hacerlo por debajo de la mesa. Para una persona que no está en ese tipo de negociaciones le es difícil la participación. Entonces creo que el lado negativo es haber constado esas miserias de la política.
Si pudiera regresar el tiempo, ¿qué le diría a esa Rosalía Arteaga de 1997?
(Responde con un tono serio) Tal vez que crea menos en algunas personas y que aprenda a dudar de ciertos políticos que en ese momento se me acercaron (luego sus ojos se entrecierra, su tono cambia y su sonrisa se dibuja jubilosa) pero por lo otro le diría que estoy orgullosa de lo que hice… porque no me manché, porque no hice pactos no éticos y porque salí adelante, y yo soy de las personas que puedo caminar por las calles de mi ciudad, de mi país con el absoluto respeto ciudadano.
POR: SOFÍA PAZMIÑO – ESPECIALISTA EN COMUNICACIÓN EMPRESARIAL Y PERIODISTA (Ecuador) #Presidenta #Ecuador
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