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La comunicación política en la era de la saturación: ¿Estrategia efectiva o ruido innecesario?

Foto del escritor: Divergente IberoaméricaDivergente Iberoamérica

MÉXICO.-


En el mundo de la comunicación política, la saturación de información se ha convertido en una herramienta poderosa, pero también en un arma de doble filo. Líderes como Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador (AMLO) han demostrado que inundar el espacio público con noticias, declaraciones y acciones puede ser efectivo para controlar la narrativa y mantener a sus adversarios en una constante carrera por responder. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos, especialmente cuando se trata de construir una relación de confianza con la ciudadanía.


La saturación de información funciona, en esencia, como un cortafuegos. Cuando un líder lanza múltiples mensajes simultáneamente, es casi imposible para la oposición, los medios de comunicación e incluso la ciudadanía analizar cada uno de ellos con la profundidad que merecen. Mientras unos intentan descifrar las implicaciones de una decisión, el líder ya ha avanzado con otras diez. Esta táctica no solo desgasta a los críticos, sino que también permite al emisor controlar el ritmo y el tono del debate público.


Trump, durante sus primeros días en la presidencia de Estados Unidos, utilizó esta estrategia con maestría. Firmaba decretos, lanzaba tuits polémicos y anunciaba planes futuros a un ritmo vertiginoso. Mientras los analistas intentaban entender una medida, él ya había cambiado el tema con otra declaración impactante. AMLO, por su parte, empleó un enfoque similar en sus famosas "mañaneras". Si un tema lo ponía en aprietos, simplemente introducía otro asunto que capturaba la atención de la prensa y la opinión pública. Ambos líderes demostraron que, en la era de la sobreinformación, quien controla el flujo de noticias controla la narrativa.


Pero aquí surge la pregunta: ¿es esta estrategia sostenible a largo plazo? Y, más importante aún, ¿es realmente beneficiosa para la democracia y la relación entre gobernantes y gobernados?


Por un lado, la saturación de información puede ser efectiva para mantener a los adversarios políticos a la defensiva. Sin embargo, también corre el riesgo de alienar a la ciudadanía. Cuando las personas se sienten abrumadas por un exceso de información, tienden a desconectarse o a perder interés en los asuntos públicos. En lugar de fomentar la participación y el debate, esta táctica puede generar apatía y desconfianza. Después de todo, ¿cómo puede un ciudadano común mantenerse informado y formar una opinión crítica si los mensajes se suceden a un ritmo imposible de seguir?


Además, esta estrategia puede erosionar la credibilidad de los líderes. Cuando todo es urgente y todo es importante, nada lo es. La ciudadanía comienza a percibir las declaraciones y acciones como meros actos de distracción, en lugar de iniciativas genuinas para resolver problemas. A largo plazo, esto puede dañar la imagen de un gobernante y dificultar su capacidad para implementar políticas efectivas.


Entonces, ¿qué pueden hacer los políticos y gobernantes que buscan comunicarse de manera efectiva con su ciudadanía sin caer en la trampa de la saturación? La clave está en encontrar un equilibrio entre la cantidad y la calidad de la información. En lugar de bombardear a la ciudadanía con mensajes constantes, los líderes deberían centrarse en comunicar de manera clara, transparente y consistente. Esto implica priorizar los temas realmente importantes, explicar las decisiones de manera accesible y, sobre todo, escuchar y responder a las preocupaciones de la gente.


La comunicación política no debe ser una carrera por ver quién puede generar más titulares en menos tiempo. Debe ser un puente entre los gobernantes y los gobernados, un espacio para el diálogo y la construcción de confianza. En un mundo donde la información es abundante pero la atención es escasa, los líderes que logren conectar de manera auténtica con su ciudadanía serán los que perduren en la memoria colectiva.


En conclusión, la saturación de información puede ser una herramienta poderosa en el corto plazo, pero no es una estrategia viable para construir relaciones sólidas y duraderas con la ciudadanía. Los políticos y gobernantes deben recordar que, en la comunicación política, menos puede ser más. La claridad, la transparencia y la autenticidad son los verdaderos pilares de una comunicación efectiva. Y, al final del día, son estas cualidades las que definen a los líderes que dejan una huella positiva en la historia.


POR: HELIOS RUÍZ (México)

#Comunicación #Trump #AMLO

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