¿Por qué es el estúpido el título? Pues es tan estúpido como que, por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, se lean titulares como “El rol de la mujer en la política”. Ni el rol de las rubias en política es distinto al de las morenas, ni el de las mujeres es distinto al de los hombres. Pero en el afán por luchar contra la discriminación, la evidenciamos con pensamientos que, de forma implícita, la contienen.
La misma idea de paridad en las leyes es otro tipo de discriminación hacia las mujeres. El mensaje implícito es que, si la ley no obliga, las mujeres no somos capaces de llegar a donde los hombres pueden llegar con facilidad. Idea aceptada con toda naturalidad si se tratara de competir en fuerza física, pero de ninguna manera en las urnas, ni para votar ni para ser votadas.
La idea de paridad antepone al pene y a la vagina a los méritos que la persona pueda demostrar. Así, si hubiera cuatro puestos a disputar y los cuatro fueran ganados por mujeres, solo entrarían dos porque la sexocracia se impondría a la meritocracia.
Algunas mujeres arguyen que la paridad abrirá las listas de los partidos a las mujeres preparadas, poniendo el acento de la preparación a aquellas que posean títulos académicos. La preparación requerida para la vida política de ninguna manera se agota con la tenencia de un título, la necesidad de liderazgo y de una mente estratégica no hace diferenciación de sexos.
Si aceptamos la paridad por sexo, ¿por qué no aceptamos también la de la raza, de la religión o de las cuantas diferencias existentes en la sociedad?
La lucha histórica femenina ha conquistado la igualdad en la ley, de nosotras depende que vayamos ocupando espacios de poder hasta llegar al 50%, o incluso mucho más, si es que efectivamente sabemos mover las chas del tablero, para de una vez por todas entre todos, mujeres y hombres, demos jaque mate a la discriminación.
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